distingue definitivamente a una persona de un objeto inanimado es su modo de acción determinativa, que todo lo que hace se dirige a un fin específico y procede, por medio de la elección de los medios, hacia el mismo. Por lo tanto, de igual manera inclusive el deísta debe admitir que Dios tiene un plan. Podríamos, sin duda, imaginar una forma extrema del deísmo, en el que se puede aseverar que a Dios no le interesa nada de todo lo que sucede en este universo; que habiéndolo creado, lo abandonó para
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